China se lanza a la conquista de África. Pekín desvela sus ambiciosos planes comerciales para obtener petróleo y materias primas en el continente africano.
JOSE REINOSO - Pekín
EL PAÍS - Internacional - 16-01-2006
El primer viaje al extranjero que realiza cada año el ministro de Exteriores chino es tradicionalmente a África. Es una costumbre que se remonta a más de una década. Pero este 2006 la visita que Li Zhaoxing está efectuando a seis países del continente ha adquirido una nueva dimensión. Pekín ha lanzado una fuerte ofensiva diplomática en África destinada a contrarrestar el peso político de Occidente y a incrementar su presencia económica en una región crucial para cubrir las necesidades energéticas y minerales de su pujante economía. Tanto los dirigentes chinos como sus socios africanos consideran que la estrategia obligará a Estados Unidos y a Europa a replantearse su visión de esa parte del mundo.Pekín hizo público, el jueves, el Libro Blanco sobre África, en el que por primera vez reúne los principios que deben regir las relaciones con el continente. El documento fija los objetivos y las medidas a tomar para incrementar la cooperación entre ambas partes con una clara premisa: la sinceridad, la igualdad y el beneficio mutuo. Así lo aseguró en la presentación del informe Lu Guozeng, adjunto al ministro de Exteriores, quien añadió que el Gobierno ha situado las relaciones con África en la parte alta de su agenda.
El informe ha sido recibido con gran interés por los países africanos, que ven en Pekín un socio justo y una alternativa a Occidente y que además no tiene manchas de un pasado colonial. Y piensan que la potencia emergente puede dar un empujón a sus maltrechas economías. "China es un país inmenso, que está en auge económico, y África tiene prisa por desarrollarse. Los chinos pueden ayudarnos con su capital y sus inversiones. Es una situación en la que ambos salimos ganando", asegura David Saviye, embajador de Zambia en Pekín.
Li Zhaoxing lo dejó bien claro al iniciar el viaje. "Estamos preparados para trabajar con las naciones africanas e incrementar la cooperación en diferentes campos, incluida la exploración energética", afirmó. La declaración sonó más a la de un titular de Economía que a la de un jefe de la diplomacia; pero, para Pekín, lo uno y lo otro van tan unidos como el yin y el yang. "China está construyendo buenas relaciones con estos países con objeto de lograr beneficios económicos. Por un lado, busca energía, y, por otro, ganar influencia", explica Lee Shu Kan, profesor de Economía de la Universidad Shue Yan, en Hong Kong.
CNOOC, una de las mayores compañías petroleras chinas, acordó hace unos días pagar 2.300 millones de dólares (1.900 millones de euros) por una participación del 45% en un campo petrolífero en Nigeria, uno de los seis países junto a Cabo Verde, Senegal, Malí, Liberia y Libia que integran la gira del ministro. Un tercio de las importaciones de crudo de China -que compra fuera de sus fronteras el 40% de lo que consume- procede de África. Tiene intereses en el sector, entre otros, en Sudán, Angola, Gabón, Egipto y Argelia. Durante su viaje, Li está al mismo tiempo apuntalando la relación con países que han cortado lazos diplomáticos con Taiwan en los últimos años para establecerlos con Pekín, como es el caso de Senegal y Liberia, que acaba de elegir a la primera mujer presidente en África, Ellen Johnson-Sirleaf.
China ha apoyado a muchos países africanos desde la década de 1960, respaldando materialmente los movimientos de liberación y a los Estados que se independizaban de las potencias coloniales.
El Libro Blanco, que señala los recursos naturales como principal área de cooperación, también contempla otros campos, como agricultura, sanidad o medio ambiente. Y afirma que Pekín continuará ayudando a formar personal militar en África. Lu Guozeng dijo que China, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, está a favor de una mayor representación en el consejo de los países en vías de desarrollo; en particular, de los africanos.
A medida que ha crecido su presencia en el continente han aumentado las críticas que recibe China por hacer negocios con naciones como Sudán o Nigeria, donde existen graves problemas de derechos humanos. El país asiático argumenta que su política es no interferir en los asuntos internos de los demás. Y sus socios africanos coinciden. "Cada país tiene su propia filosofía. Los derechos humanos son una noción muy amplia. Nuestra amistad mutua está basada en no inmiscuirse en los asuntos internos del otro", dice Saviye.
Además de los sectores petrolero, de la minería o maderero, China desarrolla infraestructuras (muchas de las carreteras asfaltadas de países como Sierra Leona o Ruanda son chinas) y financia proyectos en la región. "Los europeos trabajan con intereses exorbitantes, mientras los chinos nos dan tipos casi cero", afirma Charles Mumbala Nzanku, embajador de la República Democrática del Congo. "Además, nos venden productos -teléfonos móviles, neveras- que, aunque no sean los de mejor calidad, son accesibles para nuestra gente". Una de las grandes revoluciones ha sido la llegada de las bicicletas chinas, que son en muchos países el único medio de transporte para miles de personas. Los intercambios comerciales entre las dos regiones ascendieron el año pasado a cerca de 40.000 millones de dólares.
Pekín asegura que su estrategia impulsará "a la comunidad internacional a prestar más atención a África". Y los Gobiernos africanos comparten esta visión. "Durante mucho tiempo, Europa explotó África. El mundo ha cambiado. Y ahora tenemos más elección. China es sincera y ofrece algo a cambio, sin condiciones previas. Tanto Europa como Estados Unidos tienen un competidor. Tendrán que prestar más atención a lo que han hecho y a lo que harán en el futuro", señala Austin Baby Chukwurah, consejero de Información de la Embajada de Nigeria. "China está ganando peso en África, en detrimento de Europa y Estados Unidos. Esto les obligará a modificar su actitud", añade Mumbala Nzanku.
Un informe del Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense hecho público en diciembre asegura que el país tiene que hacer frente a una dura competencia por el petróleo en África, y que las compañías estadounidenses necesitan más apoyo del Gobierno para lograr contratos que se están yendo a manos chinas. Pero, al final, la cuestión no será política o económica, sino de popularidad, y la presencia china es cada vez mejor recibida por unas poblaciones que, cuando todo funcione, serán los verdaderos consumidores.